miércoles, 15 de septiembre de 2010


La siguiente información  está basada en el número de Consorcios Unidos por la Infancia (UPA) y el número de niños que pertenecieron a estas UPAS  durante el transcurso del año 2007 hasta el año 2010, en algunos de los municipios de Armenia.
MUNICIPIOS
AÑO 2007
AÑO 2008
AÑO 2009
AÑO 2010
# DE UPAS
# DE NIÑOS
# DE UPAS
# DE NIÑOS
# DE UPAS
# DE NIÑOS
# DE UPAS
# DE NIÑOS
Armenia
3
363
15
3000
16.5
3072
16
3024
Calcará
1
192
5
960
5
960
3
468
Tebaida
1
192
4
768
4
768
4
655
Montenegro
1
192
4
768
4
768
3
504
Circasia


2
384
2
384
2
247
Génova


1
144
1
144
1
144
Quimbaya


1.5
288
3
576
2
288
TOTAL
6
939
32.5
6312
35.5
6672
31
5330
























A continuación   veremos  un análisis más exhaustivo:
Aquí podemos notar más claramente que la ciudad de Armenia y los municipios de Calcará, Montenegro y Quimbaya tuvieron un aumento  en el numero de upas durante el año 2007. 2008 y 2009;  Aunque en el último año (2010) estos disminuyeron más o menos entre 1 o 2 unidades de upas. Por lo tanto el número de niños  pertenecientes a estas upas aumentaron entre el 2007 y 2009, pero rebajaron en el 2010. 
Por otra parte los municipios de Tebaida y Circasia  incrementaron el numero de upas en el primer año  y estuvieron constantes hasta el 2010, pero descendió en el año 2010 en el número de niños, ya que tebaida rebajo en 113 niños y Circasia en 137 niños.
Mientras que  el municipio de Génova ha sido el único  que durante el transcurso de los años se ha mantenido persistente;  Ósea con el mismo número de upas y niños
 En conclusión a partir de estos datos se puede  decir que en año 2007  se percibe un bajo nivel de upas, puesto que en este año apenas el Consocio Unidos por la Infancia estaba comenzando su proyecto.   Pero en los años siguientes esto  sigue ocurriendo porque las instituciones públicas y privadas de Bogotá demandan una cantidad de dinero que nunca alcanza a cubrir todas las necesidades de los niños de la primera Infacia, por ende disminuyen las upas.



martes, 7 de septiembre de 2010

BRUNO EL DELFÍN

Aquella mañana me sentí inquieta, tenía aquel deseo de salir a explorar este lugar tan maravilloso, pero no sabía si eso era lo correcto. Pensé durante varios minutos y decidí ir, porque sentía una tristeza que no se aliviaba con nada. Obte por invitar a Bruno mi amigo el delfín, el cual era muy divertido y me podía ayudar a sentirme mejor. Efectivamente minutos después esto ocurrió y durante un rato Bruno ando exclamando que la inquietud que sentía era muy normal, por esto el decidió acompañarme en mi travesía.


Juntos andamos varias calles y justamente en aquel lugar desconocido nos encontramos con los micos ladrones. En ese momento sentí pánico y un frio por todo mi cuerpo, de repente ya no podía hablar, aquellos micos sin mi voluntad me llevaron a un lugar solo. Yo les lloraba y suplicaba que me dejaran quieta, que quitaran esas manos de mi cuerpo, pero sin razón alguna ellos seguían. En ese instante Bruno llegó, pero ya era demasiado tarde. Aun teniendo su compañía me atormentaba el hecho de aceptar que habían abusado de mi. Finalmente  Bruno espero a que me calmara y fuimos a denunciarlos, pero nos atendió el elefante policía, el cual era obeso y no hacía nada solo comía y comía. Allí le contamos todo lo sucedido, pero el solo respondió y dijo: ¡comenzare la investigación y no se bañe para conservar la evidencia! Esa respuesta fue algo irónica, pero al cabo de dos minutos llego a la estación un trió de gatas vagabundas que fueron detenidas por estar generando caos en las calles de la ciudad. Al verlas en esa situación pensé que mi caso no era gran cosa, por ello decidí seguir mi travesía con mi amigo. Al salir de la estación creí que todo había pasado, pero desafortunadamente en todos los rincones de la ciudad sabían lo que me había ocurrido. Desde entonces no pude volver a casa, aunque después de estar vagabundeando por las calles decidí pedirle ayuda a mi familia para superar este momento tan difícil.

Una tarde Bruno y yo decidimos recorrer el parque principal, cuando salimos de la casa escuchamos unos gritos que decían: ¡perras! ¡Zorras!, pero a Bruno no le importo porque él sabía que era un delfín. Al contrario yo sentí que mi mundo se derrumbaba, ya no me importaba nada solo quería dejar de vivir. En esos momentos me hubiera encantado tener el autoestima de Bruno, pero minutos más tarde comprendí que todos tenemos debilidades, no sé porque pensé eso, solo sabía que lo sentía y lo entendía desde mi corazón.

Esa noche decidí ir a visitar a Bruno, llegando a su casa observe unos carros parqueados al frente de su puerta, mis manos sudaban mis pies temblaban y yo no comprendía que sucedía, todo me parecía extraño, pero recupere fuerzas y de inmediato corrí hasta su puerta. Al llegar levante la mirada y con mi simple vista comprendí todo. Mi amigo ya no estaba con nosotros. La depresión lo había llevado hasta estas consecuencias, sencillamente porque le habían gritado ballena. Rápidamente corrí de nuevo a casa, destapé aquel cajón que nunca acostumbraba mirar y solo con un sonido mi alma había dejado este mundo. Todo gracias a un disparo en el paladar